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Cuando el viajero camina sobre la capa de hielo, congelada desde hace unos 100,000 años, saborea el silencio profundo y el aire purísimo.

Los visitantes experimentan un ambiente límpido e impoluto y evitan las incomodidades del turismo masivo.

Se ofrecen excursiones en helicóptero para ver la capa de hielo que llega a tener 3,350 metros de espesor, y excursiones marinas para ver las ballenas, las focas y los témpanos.

También se puede viajar en trineo, a caballo o en bicicletas de montaña para maravillarse con la variada vida silvestre y los enormes bloques de hielo que se resquebrajan con resonancias de trueno.

Museos

Los turistas tienen a su disposición 14 museos, incluyendo el Museo Nacional de Groenlandia en la capital Nuuk, a 300 kilómetros al sur de aquí, que exhibe muestras de la historia local, momias bien preservadas, kayaks y otros artefactos.

El diminuto museo de Sisimiut, detrás de la iglesia, ofrece una muestra de la cultura de los inuit, que llegaron desde Siberia hace 4,000 años.

Cielos luminosos

El cielo también ofrece vistas espectaculares, desde el sol de medianoche que no se pone durante la fugaz temporada de primavera-verano, hasta la refulgente aurora boreal en las noches de otoño e invierno.

Groenlandia ofrece también carreras de larga distancia y triatlones para los más aventureros y resistentes: el anual Maratón del Círculo Polar y la agotadora Carrera Aventurera de Groenlandia, de cinco días, que comprende una carrera de kayak de 40 kilómetros, bicicleta de montaña a lo largo de 48 kilómetros, y 100 kilómetros de carrera a pie.

La isla tiene tres canchas de golf, incluyendo una con superficie de hielo que se derrite en el verano.

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